jueves, 28 de marzo de 2013

EL PAPA DE LOS POBRES


Artículo publicado en el diario "La Verdad" (Edición de Albacete). 28-03-2013

*Colectivo Puente Madera

Anda medio mundo encandilado con el Papa Francisco porque ha dicho que quiere una iglesia para los pobres, y que los sudarios no tienen bolsillos y tal y tal. Además, ha escogido el nombre de un santo simpático, trotamundos, un pelín libertario y con su puntejo de ecologista. Pues muy bien. Nos alegramos por nuestros amigos católicos, que llevan ya unas cuantas décadas aguantando pontífices ultramontanos, pero la verdad es que necesitaríamos que precisase un poco más el tema este de los pobres para otorgarle nuestra bendición laica. O sea, por ejemplo, aprovechando sus encuentros con los jefes de estado de los países más poderosos, ¿va a amonestarlos por el dinero que derrochan en armamento? Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un cuarto del presupuesto militar de EEUU sería suficiente para proporcionar alimentos, agua potable, escuelas y salud a toda la población que ahora carece de estos bienes. ¿Ha hablado ya por teléfono con Barak Obama? ¿Le ha pedido, a él y al resto de dueños del planeta, que abandone de una vez por todas la política imperialista de su país, que tanto sufrimiento ha provocado precisamente a los más débiles, a los más indefensos?

No dudamos de los buenos propósitos de Francisco, pero ¿va a condenar en sus sermones la estrategia especulativa de los grandes bancos? ¿Les va a afear alguna vez que asfixien a naciones enteras y las condenen a la miseria para décadas y décadas? ¿Les va a advertir que adquirir grandes volúmenes de alimentos para posteriormente lanzarlos más caros al mercado, provocando así la hambruna de millones de personas, es pecado mortal? ¿Qué penitencia impondrá a las entidades que engañaron a sus clientes con las preferentes o con las cláusulas abusivas de sus hipotecas? Porque las víctimas de tales prácticas depredadoras son los pobres que él tanto ama.

Y puestos a preguntarse: ¿va a recordar a sus feligreses más opulentos que no hay mejor caridad, ni más eficaz, que pagar los impuestos? ¿Y que dar limosna mientras se evade al fisco es cosa de fariseos? ¿Obligará a sus iglesias nacionales a pagar los tributos ordinarios establecidos legítimamente por sus gobiernos, pues con ellos se sufragan los servicios sociales que atienden a los más necesitados? ¿Excomulgará a los gobernantes que prefieren recortar en educación, que es la herramienta más eficaz para romper con el círculo vicioso de la pobreza, o en sanidad, antes que atacar las bolsas de fraude fiscal o ensayar modelos impositivos progresivos, como hacen las naciones más avanzadas y más justas?

Tenemos tantas dudas… ¿Qué quiere decir exactamente eso de una iglesia para los pobres? ¿Va a rehabilitar a los teólogos de la liberación que los anteriores papas persiguieron con saña por, precisamente, hacer de su ministerio un ejercicio de compromiso con los pobres? ¿Pedirá perdón en nombre de la Iglesia a Leonardo Boff, a Ernesto Cardenal, a Pedro Casaldáliga…? Y supuesto que nacer niña aumenta exponencialmente las posibilidades de vivir en la pobreza extrema como consecuencia del maldito patriarcado, ¿dará Su Santidad ejemplo y contribuirá al empoderamiento de las mujeres anulando la discriminación de género en el seno de la iglesia, o seguirá considerando al sexo femenino como causa del pecado original y, por lo tanto, de todos los males?


¿Quién sabe? Lo mismo Francisco nos sorprende. Lo mismo un día va nuestra Cospedal al Vaticano a hincarse de bruces y el Papa le ordena arrojar a los mercaderes de la región a peinetazo limpio. Lo mismo de aquí a un tiempo publica una encíclica en la que, llevado por su amor a los pobres, reivindique un nuevo sistema económico que no se base en la desigualdad, el beneficio sin límite y la explotación del hombre por el hombre, sino en la solidaridad y en la justicia social. Lo mismo se da cuenta de que, para sus queridos pobres, no hay más infierno que el capitalismo. Porque si, como nos tememos, ocurre todo lo contrario, la opción de Francisco por la pobreza quedará en sonrisa blanda y palabra hueca, es decir, nada.






* El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.

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