lunes, 24 de febrero de 2014

La verdad sobre las tarifas eléctricas



Créanme: al final pude encontrar un libro que desentrañaba la factura de la luz. No vayan a pensar que fue fácil, pero hallé la solución en un libro alemán.

Pero primero me matriculé en un ciclo de FP de grado medio de electricidad. Ahí aprendí que la factura está compuesta, a saber, de… 1º: un término fijo por la potencia que tenemos contratada (en KW), y que pagamos aunque no encendamos nunca una bombilla; 2º: un término por la energía que consumimos (en KW.h); 3º un término por el alquiler del contador de energía; 4º dos impuestos diferentes (impuesto sobre la electricidad e IVA). Por cierto, también aprendí que no hemos tenido que pagar nada por el cambio a los nuevos contadores electrónicos… pero que su alquiler es más caro… qué cosas… Y me enseñaron que hace unos años los precios cambiaban cada 1 de Enero, pero que ahora cambian constantemente… y constaté que el resultado es que todo el mundo paga más y que casi nadie sabe cuánto ni cómo ni porqué paga

Pero no era bastante, muchos detalles técnicos seguían escapándoseme. Me inscribí entonces en un ciclo superior de electricidad. Revisando las facturas de los compañeros comprobamos que algunos pagaban por un servicio de averías eléctricas que no habían deseado, y que las compañías con las que se había contratado una “tarifa plana fija mensual” no te devolvían el dinero inmediatamente si te habían cobrado de más. También aprendí que el fin de la tarifa nocturna doméstica (vamos, pagar menos por la energía que se consume por la noche) supuso que todos esos abonados pagan ahora más por un servicio peor.

Terminé mis estudios satisfecho pero había claves que se me escapaban… así es que comencé una ingeniería industrial eléctrica. Ahí también aprendí mucho: que el gobierno ha hecho desaparecer la bonificación por energía reactiva (energía reactiva… ¡vaya palabro!) y que ahora ya solo existe la penalización y no la bonificación… y que eso supone, por ejemplo, que un instituto de educación secundaria de Albacete paga, de repente, miles de euros más cada año por el mismo servicio. Lo del maxímetro, inofensivo o mortal según se mire, es ya de doctorado…  

Terminé muy agradecido a todos los profesores de electricidad que conocí… pero todavía faltaba algo, faltaba la última pieza del puzle eléctrico, la clave que diera sentido a todo. Y, un día, encontré la solución en un libro alemán, un libro que hallé en una biblioteca universitaria, no en la biblioteca de la Escuela de Ingeniería, sino en la biblioteca de la facultad de Humanidades. Ese libro explicaba el porqué profundo y último de las tarifas eléctricas, de la triste aparición del término “pobreza energética”, de la subida especulativa de los precios, de la avaricia de las compañías eléctricas que guardan sus beneficios en paraísos fiscales y que están financiadas por la banca especulativa, de la complicidad del gobierno con quienes dejan a oscuras y tiritando a los ciudadanos, de la razón por la que mientras los miembros de los consejos de dirección de las eléctricas cobran miles de euros hay familias pasando frío… ese libro mostraba, en realidad, la razón última de casi todo. Ese libro alemán se llamaba “El capital” y su autor, Karl Marx, explicaba el origen de este sistema injusto que nos gobierna: la avaricia del rico basada en la explotación de los trabajadores, de los más pobres.

Esa es la verdad última sobre las tarifas eléctricas: no necesitamos cambiar el precio del kilovatio, lo que necesitamos es cambiar este sistema.





*El Colectivo Puente madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez

lunes, 17 de febrero de 2014

VUELTA A LA BENEFICENCIA

*Colectivo Puente Madera

          El austericidio propugnado y diseñado por la Troika (FMI, BCE  y la Comisión Europea), llevado hasta sus últimas consecuencias por Mariano Rajoy y su fiel escudera, Loli de Cospedal, nos está llevando a un precipicio social de difícil salida.

            En nuestras últimas reflexiones, en voz  alta y con letra gruesa, nos hemos centrado en la defensa de la Sanidad y de la Educación Pública, como pilares fundamentales para el progreso de la ciudadanía, que día a día son presa de bocados privatizadores, auspiciados por las malas políticas del PP, para beneficio de unos pocos amiguetes. Pero en nuestro artículo de hoy  nos vamos a centrar en la tercera pata del estado del “medioestar” (porque nunca se completó el bienestar del 99% de la población), en el Sistema Público de los Servicios Sociales que va camino del más deplorable exterminio.

            En las últimas semanas hemos podido leer noticias tales como que la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales, con el consejero José Ignacio Echániz a la cabeza, mantiene cerradas más de 400 plazas en las residencias y centros públicos de asistencia a mayores, pese a que la demanda y las listas de espera no dejan de crecer. Además, nuestra comunidad se encuentra entre las 8 comunidades autónomas con mayor porcentaje de dependientes en lista de espera, un 22,88%.

            También ha saltado a la prensa que los recortes que nuestra presidenta, Mª Dolores de Cospedal, está realizando sin cesar en nuestra comunidad van a dejar desatendidas a 2500 personas con discapacidad y van a forzar el despido de 106 trabajadores. Y esto se debe a que COCEMFE Castilla La Mancha echa el cierre tras reducir el gobierno las subvenciones para esta entidad.

            A su vez, hemos podido saber que Silvia Valmaña, Directora de General de Familia, Menores y Protección Social de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, invita a los ayuntamientos a despedir a parte de sus trabajadores de Servicios Sociales porque considera que el número de profesionales que tienen contratados se encuentra por encima de la ratio que contempla la Junta. Esto supondrá el despido de algo más de un centenar de trabajadores, de los 580 que quedan actualmente. Estos despidos se sumarán a los más de 2000 que se han producido desde la llegada de Cospedal al gobierno regional.

            Y como guinda del pastel, la aprobación de la Ley 27/2013 de 27 de diciembre de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local supondrá la reducción de los Servicios Sociales a su mínima expresión. En esta nueva ley no se menciona el Sistema de Servicios Sociales como competencia propia de las corporaciones locales, como venía siendo hasta ahora.

            Con esta ley se disparan todas las alarmas. Se está intentando dibujar un estado asistencial basado en la beneficencia y caridad, y no en el reconocimiento de derechos sociales. Un estado en el que los derechos sociales de la ciudadanía quedan desdibujados por la imposición de políticas públicas alejadas del ciudadano. Las personas y familias quedan en manos de unas administraciones (diputaciones y comunidades autónomas) que no conocen ni su realidad ni sus necesidades. Estar a merced de la sensibilidad de algunos gestores públicos es un suicidio.

            El desmantelamiento del sistema de servicios sociales de atención primaria y comunitaria no tiene sentido, ni desde el punto de vista de la rentabilidad económica ni de la cohesión social. Se están arrebatando a los ayuntamientos todas sus partidas sociales. Es un asalto: la desprotección de los ciudadanos está servida. Podemos ver claramente cómo el reparto del dinero público depende del interés que tengan los que están al frente del gobierno.

No es el momento de desmantelar lo poco que queda del sistema público de servicios sociales, porque es ahora, precisamente, cuando más gente necesita de los mismos. El panorama es absolutamente desolador, ya que los Servicios Sociales son el último recurso para un número cada vez mayor de personas y familias.

Dolorosamente, estamos asistiendo a un retorno en el tiempo, a una vuelta a la beneficencia y caridad del siglo XIX, a distinguir entre clases sociales, entre los que tienen y los que no tienen recursos. Esta involución se ve plasmada en unas leyes que están subastando todo lo público.
           

@CPuenteMaderaAB



*El colectivo quiere agradecer la imprescindible colaboración de Belén Requena para la elaboración de este artículo.



*El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez

lunes, 10 de febrero de 2014

¿PODEMOS?... ¿O LA JODEMOS?

Hoy es 10 de febrero. Mañana se cumplen 141 años de la proclamación de la I República, una efeméride que suele pasar desapercibida. Aquel día la izquierda, encarnada en los republicanos ya que el movimiento obrero se encontraba en una fase incipiente, accedió al poder y comenzó a aplicar su programa transformador: abolición de las odiadas quintas, de la esclavitud, del trabajo infantil…, creación de un estado federal y laico, devolución a los municipios de las fincas usurpadas por la desamortización, fomento de la educación pública, reconocimiento de derechos y libertades plenas… Hombre, para una España todavía semifeudal aquello no estaba mal, pero pronto los mismos republicanos, divididos entre las más diversas e insólitas tribus, empezaron a tirarse los trastos a la cabeza y todo se fue a tomar viento. Cuentan que en un consejo de ministros el presidente Estanislao Figueras se levantó, pegó un puñetazo en la mesa y exclamó: “¡Estoy hasta los cojones de todos nosotros!”, tras lo cual salió dando un portazo y ya no volvió a aparecer. Los republicanos pudieron, pero al final la jodieron con su división y sus enfrentamientos para mayor regocijo de militares golpistas, caciques desalmados y curas fanáticos. Al final, volvió la derecha e hizo lo que siempre suele hacer: crear un sistema político basado en la corrupción electoral y en el turno de dos partidos que se parecían como dos gotas de agua.

            El 14 de abril de 1931 la izquierda tuvo una nueva oportunidad. En solo dos años se construyeron más escuelas que en los treinta anteriores, comenzó la reforma agraria, Cataluña obtuvo la autonomía, las mujeres alcanzaron plenos derechos políticos, la iglesia perdió sus privilegios… pero en las elecciones de noviembre de 1933 se rompió la coalición republicano-socialista y se fastidió el invento. Y volvió, tan contenta ella, la derecha, e hizo lo que siempre suele hacer: perdonó a militares golpistas, con Sanjurjo a la cabeza, fortaleció el caciquismo frenando la reforma agraria y paralizó la construcción de escuelas públicas para que un puñado de curas fanáticos siguiese haciendo negocio. Lo peor de todo fue que muchos empezaron a pensar que para ese viaje no hacían falta alforjas, es decir, repúblicas. Aunque no, mejor pensado, lo peor estaba por venir. Lo peor fue la sublevación de “las espadas, las tierras y las cruces” que comenzó el 18 de julio de 1936 y acabó con la vida de medio millón de españoles, el exilio de otros tantos y el establecimiento de una de las dictaduras más sanguinarias del siglo XX. Quizá las izquierdas pudieron defender eficazmente la república, pero posiblemente la jodieron discutiendo si había que ganar antes la guerra o hacer antes la revolución y liándose a tiros por las calles mientras el enemigo avanzaba inexorable. Paradójicamente, los mismos que se habían enfrentado en la defensa de su pureza ideológica compartieron luego paredón ante el pelotón de fusilamiento. Pero entonces ya era demasiado tarde.

            Y de toda esa historia, ¿qué hemos aprendido? ¿Cómo les explicaremos a nuestros hijos que, mientras los de siempre hacían lo de siempre (convertir la democracia en un teatro, imponer su moral religiosa, cargarse lo público, enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres), nosotros nos disgregábamos alegremente en una floresta de organizaciones cuya simple enumeración duplicaría la extensión de este artículo? ¿Seremos capaces de sumar fuerzas o persistiremos en contribuir a la victoria de las derechas con nuestra división? En fin, las oportunidades se acaban: ¿podremos?, ¿o volveremos a joderla, quizá esta vez definitivamente?




* El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.

lunes, 3 de febrero de 2014

PAGAD Y DIMITID

*Colectivo Puente Madera
Si tenéis vergüenza, pagad y dimitid. Si en algo vale vuestra palabra, pagad y dimitid… y si vuestra palabra no vale nada, porque vosotros mismos la habéis despeñado con el engaño y la farsa, si no tenéis vergüenza, pagad y dimitid también, porque este país no os soporta. Dolores de Cospedal y Leandro Esteban, dimitid sin tardanza por la sentencia que os condena por el despido improcedente de 672 empleados, que habrá que readmitir y a los que habrá que abonar casi dos años de salario retrasado. ¿Cómo vais a explicar a los castellanomanchegos, cuyas condiciones de vida empeoráis sistemáticamente, que ahora van a tener que pagar 14 millones de euros por vuestra prepotencia? ¿Dónde está vuestra responsabilidad? ¿En qué queda, existe acaso? Dolores de Cospedal, tú que a diario te paseas por toda España como secretaria general del PP y que, de cuando en cuando, pasas por esta región por cuya presidencia todos te pagamos el sueldo… a aquellos a quienes has quitado servicios básicos, a quienes has despedido, ¿qué les vas a decir ahora? ¿Que deben seguir sin servicios y pagar 14 millones de euros… que les restarás de otras necesidades básicas? ¿O vas a pagar de tu bolsillo, del de todos tus consejeros, esos 14 millones de euros? ¿Cómo puedes, con tanto cinismo, pedir a los tribunales que solucionen el problema que tu prepotencia ha creado?

Los dirigentes manchegos del PP parecen tener la cintura política de hierro, parece que no les da el talle ni para intentar disimular imitando el contorsionismo dimisionario de sus colegas madrileños, derrotados en su batalla por privatizar la sanidad: derrotados en los tribunales, arrasados en las calles por toda la sociedad. Cierto es que una sentencia no debería entenderse literalmente como el resultado de una batalla… pero derrota democrática es la paralización de la política privatizadora del PP, especialmente porque también todo el PP, todo, había echado un pulso a todos los ciudadanos al querer arrojar su salud a manos de unas cuantas empresas de sus colegas. No basta con la dimisión del consejero Lasquety, Ignacio González lo sabe, pero sigue la partitura de la derecha: para adelante, pase lo que pase, destrozando y arrasando, rompiendo lo que sea, tropezando, saltándose la ley, arrastrándose, cercados por la indignación y la corrupción, pero negándolo todo salvo alguna cosa, sonriendo al plasma, diciendo que todo se hace por el bien de todos, coreados por la chicharra mediática de la derecha…

Estos dos acontecimientos, tan felices para unos como vergonzosos deberían ser para otros, demuestran lo que todo el mundo sabe: que cuando se lucha, en ocasiones se gana; que cuando no se lucha, se pierde siempre. Los defensores de los trabajadores y los servicios públicos en Castilla-La Mancha han luchado, y han ganado; los defensores de la sanidad pública de Madrid han luchado, y han ganado. También han ganado quienes, a veces, tienen la esperanza de que la justicia no esté siempre del lado de los poderosos.

Pero atentos: Cospedal no se ha disculpado y va a recurrir la sentencia, e Ignacio González quiere ser presidente de Madrid. Sus socios ideológicos y económicos, los que se benefician de la destrucción de los servicios públicos, tienen que hacer reventar sus cuentas corrientes, y lo van a seguir intentando… una batalla es solo una parte de la guerra. Los órganos mundiales del capital y sus voceros lo anuncian: en España deben bajarse los salarios, debe despedirse con más facilidad, y así en una larga batería de propuestas disfrazadas de liberalismo, que lo único que hacen es arrastrar a los pueblos hacia la pobreza. Preparados todos y todas: son muchos los intereses de los enemigos de lo público, y son muchos los goles que les quedan por asestar. Celebremos la victoria de hoy y, hoy mismo, preparémonos para continuar en la defensa de todo aquello que no se vende, porque es de todos.








*El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez