martes, 27 de mayo de 2014

¿EL MIEDO VA A CAMBIAR DE BANDO?


Un vigoroso tema de Los Chikos del Maíz anuncia que “el miedo va a cambiar de bando”. Ojalá que eso ocurra muy pronto, porque el miedo es el arma con que el poder mantiene a una parte del pueblo cautivo y desarmado: miedo a ser despedido gratis y sin aviso, miedo a llegar a la vejez sin una pensión digna, miedo a ser expulsado como un animal de tu propia casa, miedo a enfermar y no disponer de atención médica por ser inmigrante,  miedo ser sancionado con multas astronómicas por ejercer el derecho a la protesta, miedo a tener que abortar en un tugurio, miedo a que “los de arriba” boicoteen cualquier proceso real de transformación como hicieron con la República española, y con Cuba, y con el Chile de Salvador Allende, y con la Nicaragua sandinista… El miedo es el factor desmovilizador sobre el que se sostienen el capitalismo y la pseudodemocracia que padecemos.

            Al respecto, las recientes elecciones al Parlamento Europeo revelan que, afortunadamente, la situación está cambiando. El bipartidismo ha sufrido un severo varapalo en nuestro país. Cinco millones de personas han dejado de votar a los dos partidos que, en los últimos años, han ejecutado y están ejecutando en Europa los dictados de la troika y la Merkel.  Izquierda Unida, con un 9’99% del sufragio,  triplica el número de votos (1.540.143) y de europarlamentarios (6 en total); Podemos, la gran sorpresa, obtiene 1.245.948 votos (7’94%) y cinco escaños con apenas cuatro meses de existencia; y Primavera Europea, la coalición integrada, entre otros, por Equo y  el Partido Por un Mundo más Justo, alcanza un 1’91% y logra un escaño. En principio, está muy bien. Estamos todos muy contentos… pero nos tememos que aún no es suficiente porque, pese al notable avance de las fuerzas de izquierda, no se ha producido el vuelco que permita vislumbrar un cambio de rumbo inmediato en las instituciones europeas. Y eso teniendo en cuenta que, en estas elecciones, la circunscripción única permite el máximo aprovechamiento de cada voto.

            Queda tan solo año para que se celebren elecciones locales y regionales, es decir, para que podamos empezar a desalojar de ayuntamientos y comunidades autónomas a quienes se han dedicado metódica y tenazmente a desmantelar los servicios públicos y a degradar nuestra ya anémica democracia: ¿vamos a seguir haciéndoles el juego dividiendo nuestro voto entre distintas candidaturas que coinciden en lo fundamental de sus programas electorales? Las formaciones arriba mencionadas se distinguen mucho más en los acentos, en los énfasis, que en los contenidos. Izquierda Unida quizá pone el acento en la defensa de la clase trabajadora y en la lucha por la justicia social. Pues bien, ¿alguien duda, en un país con casi 6.000.000 de parados y el índice de desigualdad más alto de Europa, de la necesidad de enarbolar esas banderas? Podemos probablemente se distinga por la adopción de procedimientos de funcionamiento participativos, directos y horizontales. ¿Y acaso no es imprescindible que las organizaciones políticas adopten internamente la regeneración democrática que exigen para el conjunto de la sociedad, desterrando tanto el verticalismo como los personalismos? Equo alerta especialmente sobre la ruptura de los equilibrios medioambientales y propone un modelo económico sostenible, renovable y social que promueva la biodiversidad y reinserte al ser humano en la naturaleza. Pero… ¿es que queda algún indocumentado que ignore que estamos reventando el planeta por todas las costuras, que hemos sobrepasado todas las líneas rojas y que estamos hipotecando el futuro de las generaciones venideras? En un mundo en el que cada tres segundos muere un niño por problemas relacionados con la desnutrición, M+J reivindica erradicar la pobreza mediante políticas concebidas desde una óptica global. ¿Alguien discrepa? Renunciar a los Objetivos del Milenio, ¿no sería un fracaso para la humanidad?

            Nos encontramos en un momento decisivo de nuestra historia. Si superamos nuestros tribalismos, si ampliamos nuestras miradas, si somos capaces de armonizar todas esas voces complementarias, podremos crear una energía colectiva muy superior a los porcentajes obtenidos en las elecciones europeas, porque no estaríamos sumando, sino multiplicando. Y no lo sabemos seguro, porque no somos adivinos, no tenemos ninguna bola de cristal, pero a lo mejor entonces realmente el miedo empezaría a cambiar de bando.





* El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.

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