domingo, 19 de julio de 2015

LA CONFLUENCIA, EL ÚNICO CAMINO


Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina. Ha llegado el momento importante de elaborar las alternativas y propuestas para poder gobernar este país desde otra perspectiva, donde las personas y sus derechos sean el centro de las iniciativas del nuevo gobierno que surgirá de las urnas en los próximos meses.

Se tiene que  recuperar la soberanía de la ciudadanía, hay que regenerar y profundizar la democracia, debemos restituir la decencia y la transparencia en el ejercicio de la política,  es la hora de la defensa de la universalidad de los derechos humanos (educación, sanidad, alimentación, vivienda y trabajo) y toca establecer la dignidad, la igualdad, la sostenibilidad, la participación y la justicia como principios rectores de la nueva política que exigen los retos y oportunidades del siglo XXI.

Unos buenos programas, centrados en los puntos anteriores, son imprescindibles para ganar en las urnas; pero el éxito no está garantizado si la izquierda real se presenta, a las próximas elecciones generales, en candidaturas diferentes que compitan entre ellas por captar el voto por el cambio. Si esto ocurre, tendremos una candidatura no ganadora y otra de perdedores.

Las recientes elecciones locales del 24M, han marcado un punto de inflexión en la historia política de nuestro país.  Ya no hay vuelta atrás. El éxito de las candidaturas de unidad popular ha dejado claro que la ciudadanía quiere eso, la unidad, y que este tipo de procesos, basados en el protagonismo y la participación ciudadana no solo suman, multiplican. En Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña,… se ha conformado el mejor proceso unitario, las formas más participativas, y se ha mimado la pluralidad, obteniendo unos resultados incuestionables que orientan claramente el futuro.

La política de confluencia de la izquierda, la unidad popular, no es un camino, es el único camino. Este proceso tiene que construirse como una tarea cooperativa, no uniformizadora, donde todos los protagonistas aporten en pie de igualdad. La Unidad es necesaria no para las formaciones políticas y sus miembros, como maquinarias burocráticas o burócratas, sino para la gente y sus aspiraciones de vivir en un país más justo y solidario.

Si queremos evitar la consolidación de un orden regresivo, dirigido por una minoría social, debemos apostar por la cultura conciliadora de la izquierda, por las Candidaturas de Unidad Popular (CUPs), donde solo quepan los “pitufos” amables; un trayecto que debe ser lo más participativo e incluyente de partidos, colectivos, plataformas sociales y sobre todo de personas. Una confluencia vital que debe basarse en el respeto, la generosidad y la humildad, donde  prime el proyecto heterogéneo, crisol de sensibilidades, por encima de siglas y ombligos.

No olvidemos que la actual e injusta ley electoral marca también el proceso de confluencia en una única candidatura, pues las circunscripciones provinciales nos exigen la aglutinación de fuerzas para poder tener éxito. Juntos se puede lograr, por separado estamos condenados al fracaso.

Las mareas, los sin techo, los defensores de lo público, los trabajadores (activos o en paro)..., seguro que ven con muy buenos ojos que se realicen Candidaturas de Unidad Popular, para las próximas EE. Generales. Si "Podemos", "Ahora en Común" y todas las plataformas de izquierdas no confluyen en una única candidatura, estamos abocados a perder las elecciones. El tripartito PP-PSOE-C´s será el beneficiado por esta desunión, y en estos momentos se frotan las manos. Estamos en un momento histórico para que se puedan realizar otras políticas en favor de las personas desde la Moncloa. ¿Vamos a consentir que la falta de unidad propicie el gobierno de los de siempre?

Empujemos todas y todos desde nuestras provincias para que esa confluencia en las CUP´s sea una realidad. Ahora es el momento, estamos a tiempo.

La confluencia de la izquierda es el único camino. ¡A por todas!





*El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez


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