lunes, 28 de octubre de 2013

UN VAGÓN DE NARANJAS MECÁNICAS

*Colectivo Puente Madera

Recientemente un diputado de UPN ha propuesto en el Congreso que las mujeres que decidan interrumpir su embarazo sean obligadas a ver la ecografía de un feto, alegando que “una imagen vale más que mil palabras”. Como esto último suele ser cierto, podría empezar por él mismo. Podría contemplar, por ejemplo, unas cuantas fotos de chicas fallecidas en clínicas clandestinas por culpa de las legislaciones prohibicionistas que él y los suyos defienden. Incluso podría hacerse un póster y ponérselo en el salón de su casa.
No, si a lo mejor no es tan mala idea la de este piadoso varón. A lo mejor Ana Mato se detenía a pensar un momento si fuese obligada a ver, una por una, las 873.000 tarjetas sanitarias de inmigrantes dadas de baja por su Ministerio. Y no estaría mal que viese sus rostros, el de cada una de esas personas que sufre sus enfermedades en silencio, que padece el dolor calladamente, que se consume como una llama ante la saña de las autoridades sanitarias y la indiferencia de la mayoría. No, desde luego que no estaría mal que la Ministra de Sanidad hubiese podido mirar a los ojos a Alpha Pam, el joven senegalés que murió de tuberculosis en Mallorca por carecer de cobertura sanitaria.
Posiblemente algunas cosas cambiasen si obligásemos a los dueños del mundo a mirar a la gente a la cara. ¿Sería capaz el inefable Botín de repetir lo de que “es un momento fantástico para España, llega dinero de todas partes”, ante la mirada de una madre que no tiene con qué llenar el bocadillo de sus hijos? ¿Seguiría pronunciando las mismas insultantes estupideces tras haber visto las fotos de los más de tres millones de personas que en nuestro país padecen pobreza severa, es decir, que sobreviven con menos de 307 euros al mes? 307 euros al mes: menos de lo que seguramente algunos ricachones gastan en comida para el perro.

Y puestos a imaginar, por qué no suponer que un día podemos amarrar a ciertos personajes a un sillón y aplicarles un mecanismo que les impida cerrar los ojos, como en la célebre película de Stanley Kubrick. Así, los responsables de nuestro sistema bancario podrían deleitarse con las imágenes de los desalojos de las familias desahuciadas, y ver cómo la gente se aferra, con una desesperación que quizá les parezca cómica, a las ventanas, a las paredes, a las puertas… de lo que hasta entonces había sido su hogar mientras la policía los arrastra como si fueran bestias; también verían los gestos de estupefacción e incomprensión de los ancianos, las viudas, los niños a los que estafaron con las preferentes. Fátima Báñez podría conocer los rostros de los cientos de miles de parados generados por su simpática reforma laboral, con la colaboración estelar de la Virgen del Rocío. El ministro Wert podría examinar en persona a los miles de científicos expulsados de sus laboratorios, a los 50.000 profesores despedidos, a los incontables estudiantes que abandonarán la universidad por perder la beca… ¡Son tantos los que deberían someterse al tratamiento tipo La naranja mecánica que sugiere el ilustre diputado de UPN! Rajoy y Cospedal, como máximos responsables de los destinos del país, tendrían que estar presentes en todas las sesiones. El problema es que España no necesita ni una, ni dos, ni tres, sino todo un vagón de naranjas mecánicas.


@CPuenteMaderaAB




* El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.



Artículo publicado en tualbacete.com

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