sábado, 12 de mayo de 2012

Once mil cuatrocientos cuatro



Colectivo Puente Madera*
 Artículo publicado en el diario La Verdad (Edición Albacete). 10/05/2012
Para los que hemos pasado los cuarenta en muchas ocasiones sigue siendo más fácil pensar en pesetas que en euros. Ya nos vamos haciendo idea de lo que vale un café, aunque a algunos todavía les cuesta, como le pasa al Consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha o en su día le sucedía a Solbes. Pero las grandes cifras se nos siguen resistiendo: si un yate costara, por ejemplo, 846.000 euros, un amigo tendría que soplarnos al oído "¡ojo, que son más de ciento cuarenta millones de pesetas!".
Agencia EFE
Es lo que nos pasa con la indemnización que  José Ignacio Goirigolzarri, el nuevo presidente de Bankia, recibió hace dos años al abandonar el BBVA: 68'7 millones de euros. Cualquiera de nosotros pensaría "¡Vaya, eso debe ser muchísimo!" Mucho es; pero, claro, cuando a uno le vuelven a soplar "¡no te lo pierdas, 11.404 millones de pesetas!", ya es cuando nos caemos patas arriba. On-ce-mil-y-pi-co-milloooooooones. Sí, pásmese usted también.
El señor Goirigolzarri, tras la vergonzosa espantá de Rodrigo Rato, es quien va a gestionar los aproximadamente siete mil millones de euros (más de un billón de pesetas, más o menos lo que supone el recorte en sanidad y educación) que Mariano Rajoy va a entregarle para mantener a flote un chiringuito cargado de ladrillos tóxicos. Es curioso, la explosión de la especulación inmobiliaria animada por los gobiernos del PSOE y del PP, ha arrojado al vacío a millones de trabajadores y miles de pequeñas empresas, sin paracaídas para que no se estrellen y sin flotador para que no se ahoguen. A ellos no hay quien los salve ni quien los mantenga a flote, pero a los agentes económicos que financiaron aquella locura no les han faltado flotadores pagados por todos nosotros.
Los que esto escribimos apoyamos decididamente las reivindicaciones de nuestros compañeros de las plataformas de defensa de los servicios públicos... pero a partir de ahora, desde la cruda realidad, tendremos que ser sinceros con ellos: "lo sentimos, no podemos dedicar nuestros impuestos a financiar hospitales y escuelas rurales... es que estamos pagando los ladrillos tóxicos de Bankia".
Hay quien dice, con cierta dosis de lógica, que si no se ayuda a Bankia (y a los demás intoxicados que vengan detrás), este sistema se hunde... por lo tanto, los ciudadanos de a pie, las clases bajas y esa especie en vías de desaparición llamada clase media, hemos de hundirnos en la Historia retrocediendo a las condiciones de vida del siglo XIX para que los que han reventado el estado del bienestar puedan seguir flotando, eso sí, con los bolsillos repletos de billetes lilas (nos han dicho que existen de verdad, aunque ni siquiera Hacienda los haya visto).
Bien, la argumentación tiene su lógica, pero la de la siguiente pregunta no es menor: si este sistema funciona así, ¿no sería mejor cambiarlo, por el interés de la mayoría? Bueno, nos dirá alguien, esto es demasiado complicado para que ustedes lo entiendan, y mucho menos para que lo arreglen, dejen esto en nuestras manos. Deben haber leído a Bertolt Brecht:
“Los que roban la carne de la mesa
predican resignación.
Aquellos a los que están destinados los dones,
exigen espíritu de sacrificio.
Los hartos hablan a los hambrientos
de los grandes tiempos que vendrán.
Los que llevan la nación al abismo
afirman que gobernar es demasiado difícil
para el hombre sencillo".

*El Colectivo Puente madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario