Lo que ocurre en España es de traca,
incomprensible que se tolere en un país mínimamente democrático. Con la excusa
de la manoseada crisis, los de siempre engordan sus cuentas corrientes con
cifras de escándalo y la mayoría de la ciudadanía haciendo juegos malabares
para poder llegar a fin de mes porque su salario, si es que se tiene, no puede
alargarse más. Pero dicen algunos que la
recuperación se ha hecho "carne", anida entre nosotros y que
somos un
ejemplo a seguir por otros que siguen en el pozo.
Algunos de los patriotas evasores que tienen sus
cuentas en Suiza o en algún paraíso fiscal aparecen con cuentagotas en la escena española, para
dar una imagen de persecución del fraude en vísperas electorales. Según el
jefecillo de la Agencia Tributaria en los
bancos de Ginebra están a buen recaudo más de 20.000 millones de euros, de
esos padres de la patria; unos cuantos miles de millones más parece ser que
están en Andorra, y una cantidad indeterminada duerme silenciosamente en las
Islas Caimán y sus cercanías. La metástasis del saqueo es tan intensa, que ya
no se puede ni cortar por lo sano. Los remiendos y parches se deshilachan ante
tanta tropelía de los que hasta hace muy poco eran los ejemplos a seguir y los
padres del milagro
económico español.
La detención interina y a tiempo parcial de Rato,
sin que haya un ingreso en prisión, pone de manifiesto que todos los españoles
y españolas no somos iguales ante la ley. Varios delitos fiscales, alzamiento
de bienes y blanqueo de capitales es lo que se le imputa al exvicepresidente
del gobierno de Aznar. Por muchísimo menos, otras personas han dado con sus huesos en la trena,
dado que no tienen ni padrinos, ni partido que les cubra las espaldas. Los
inteligentes, los que velan por nuestros intereses, los auténticos salvadores
son los que tienen su capital en Ginebra, son aquellos que tienen la bandera de
España en su pulsera y la de Suiza en su billetera; los demás somos unos
pringaos que nos quejamos sin razón y no
nos enteramos de la recuperación de nuestro país, donde unos míseros
contratos precarios demuestran que el agua ya no nos llega al cuello, ahora
está por encima de nuestras narices.
Nosotros tenemos una gran duda existencial, pues
no sabemos si abrir una cuenta en Suiza con nuestros ahorrillos, sin que se
entere nadie, o reconducir nuestra labor docente para convertirnos en asesores
orales de alguna empresa. Todo indica que por aquí se gana el futuro, y lo que mola es tener la pasta en Ginebra o asesorar
a empresas de obra pública, lo demás son chorradas que a nada conducen. Las
cuentas son muy claras, Trillo ha obtenido por su asesoría verbal, por unos
informes de alto calado, el dinero equivalente al salario de un profesor
trabajando durante diez años. Por lo tanto no hay color, las dudas están
despejadas. ¿O no?
Deseamos dormir tranquilos y la conclusión es que
no queremos ser comisionistas de ninguna empresa que trabaje para el sector
público, ni tampoco deseamos aparecer en una nueva lista de Falciani, lo que
preferimos es seguir haciendo pensar a nuestros alumnos y alumnas,
para que la honradez y la ética presidan sus comportamientos diarios, para que
no se equivoquen y crean que Ginebra es la capital de España, para que su
espíritu crítico valore lo que está ocurriendo con estos
ladrones protegidos.
Estamos a menos de un mes de las elecciones
autonómicas y municipales, es la ocasión para que las urnas se llenen de votos
contra estos saqueadores. El 24 de mayo será el principio del fin, la
ciudadanía tendrá memoria y cuando se abran las urnas se les empezará a acabar
el chollo. Entonces nuestra alegría
rebosará, la “repera
patatera” será trasparencia, justicia y alternativas.
¡A por ellos!
*El
Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías
Rovira y Javier Sánchez.