Es un clamor: esto que tenemos ya no vale. Mejor dicho, esto ya no les
vale a las personas decentes, que son la inmensa mayoría de este país. ¿Qué
persona decente puede soportar el estado de
corrupción generalizada que afecta a la médula misma de nuestras
instituciones? ¿Quién en su sano juicio puede admitir que se vendan al mejor
postor los servicios públicos que constituyen la garantía de protección de los
sectores sociales más desfavorecidos? ¿Quién, salvo que sea imbécil o su cargo
dependa de ello, puede aplaudir que lo mejor de nuestra juventud esté huyendo
al extranjero en busca de oportunidades? ¿A quién no se le revuelven las tripas
viendo cómo los inmigrantes son apaleados, transportados
en camiones de basura y expulsados ilegalmente en las vallas de Ceuta y
Melilla? ¿A qué persona mínimamente
demócrata no le preocupa la Ley Mordaza, que nos devuelve a un estado
semiautoritario, o el pucherazo electoral perpetrado en nuestra región? ¿Quién,
ante este panorama, puede quedarse en su casa regodeándose en su propio ombligo
sin que, al mirarse en el espejo, se le caiga la cara de vergüenza?
Por eso, a lo largo y
ancho de toda España están surgiendo iniciativas de convergencia ciudadana que aspiran
a construir un nuevo país. Ganemos
Albacete se presentó el pasado jueves en los soportales del Ayuntamiento,
en el exterior del edificio, porque Carmen Bayod prohibió que el acto se
celebrase en el interior. Mejor: así el acontecimiento tuvo mayor visibilidad. Pese
a lo dicho por La Tribuna, que hace tiempo que se convirtió en la hermana
menor y provinciana de La Razón, allí había gente, a título individual, de las
más diversas procedencias. Había afiliados de IU y CCOO, en efecto, pero
también de Podemos, de Equo, del Partido M+J, de organizaciones sociales como ATTAC,
Ecologistas en Acción, Gades, Siempre Activos, la Marea Verde…, además de ciudadanos
independientes no adscritos a ningún grupo.
Con todas las dificultades y todos los problemas, esa es la imagen de
la alternativa. Esa suma de energías es lo único que puede provocar un cambio
de rumbo antes de que sea demasiado tarde. Si ese proyecto no fructifica
acabaremos como siempre, tan ufanos nosotros con nuestros egos y nuestras
tribus, y en ese caso la historia, es decir, las generaciones venideras condenadas
a regresar al siglo XIX, no nos absolverá. Y lo mismo para el Ganemos
Castilla-La Mancha que, a instancias de ATTAC Albacete, comenzaba su
andadura el pasado sábado con la celebración en Alcázar de San Juan de una
asamblea multitudinaria.
En ese esperanzador
ambiente de efervescencia, el viernes visitó Albacete el
diputado de IU Alberto Garzón con el objetivo de presentar los Encuentros para un nuevo país. Primero
se reunió con activistas de movimientos sociales. Luego se desplazó hasta
Hellín, donde, nuevamente, el alcalde correspondiente veta a última hora un
acto en una dependencia del Ayuntamiento. Ea, es lo que tiene votar a alcaldes
de partidos fundados por ministros de dictadores. Por la tarde, acudió a una
charla a Madrigueras, a la que asistieron más de cien personas, y culminó su
agotadora agenda en una Aula
Magna de la Facultad de Económicas abarrotada de público. Allí, una vez
más, se habló de convergencia, de aproximación de posturas, de unidad en la
izquierda. Sí, hemos dicho bien: unidad en la izquierda; sin complejos. ¿De qué
tienen que avergonzarse ahora, a estas alturas, esos viejos militantes que
expusieron sus vidas luchando por la democracia? ¿Por qué tienen que camuflarse
bajo una capa de invisibilidad ideológica quienes estos últimos años se han
dejado la piel en la calle denunciando los recortes salvajes del gobierno? ¿A
quién pretendemos engañar proclamando que no somos ni
de izquierdas ni de derechas, igual que dicen los de Falange o los de UPyD?
¿Cuánto tiempo va a durar la adhesión de quienes se incorporan a esos procesos
creyendo que eso es algo así como una ONG pero en plan político? Defendemos lo
público, lo de todos. Reclamamos un nuevo proceso constituyente que deposite
realmente la soberanía en el pueblo. No tenemos nada que ocultar. No
necesitamos rebozarnos de pretendidas neutralidades ideológicas. Lo que
necesitamos es explicar bien que nuestros principios son tan justos y tan
razonables que pueden ser suscritos por cualquier persona decente,
independientemente de lo que viniese votando en las últimas elecciones.
* El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique
Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.
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