¡El siguiente! Retumbó la voz del
encargado de aquel sórdido lugar. En su hombro, un viejo y reconocible escudo
que había cambiado el
aguilucho por unas gaviotas. A ver… su nombre, inquirió a la persona que se
aproximó. Me llamo Andrés. ¿Andrés? Contestó el encargado en tono recriminatorio.
Vamos, ¡no me jodas! Qué pasa, tenemos ganas de provocar o qué. ¿Quieres
decirme que te has planteado protestar sin llamarte Borjamari o ni tan siquiera
Jesús María Froilán? Pues bien empezamos… Venga, deja que te examine: chaqueta
azul marino con botones dorados cruzados, pelo engominado, pantalón con la raya
perfecta… ¡cómo! Los zapatos no son italianos. No, mire, son de Almansa, mucho
mejores y más baratos, precisamente vengo a protestar porque mi jefe me
despidió sin indemnización mientras él está forrado, y a pesar de que estoy
perfectamente preparado nadie quiere contratar a nadie. El resto de mi familia
también está
en paro y a mi hermano pequeño, que necesita apoyos para estudiar, se los
han retirado. Bueno, va, contestó sin pestañear el gris encargado, menos
rollo que sois muchos con la misma historia y tú ni siquiera tienes un familiar
en la eterna lista de espera de derivación a la sanidad privada. Anda, vete a
aquella pared, le dices en voz muy baja lo que te pasa, luego te pegas tres
cabezazos contra ella y ya pasas a la habitación del fondo, donde el gobierno
ha mandado a un grupo de policía que os dé de hostias, a
gusto: ¡No vea usted lo que se ahorran, sin tener que correr y sin nadie que
tome fotos o grabe lo que pasa! Luego, derechico para su casa. Vamos, vamos.
¡Siguiente por favor! ¿Nombre? Adela Soriano Abad, contestó la señora. Pero
bueno, se llamará usted al menos de Soriano o de Abad, ¿no ha aprendido nada de
De Cospedal y de De
Santamaría? Es que mire que les gusta ponernos difícil el dejarles
protestar y pedir justicia. ¿Y de qué se queja usted, señora doñanadie sin De?
Mire usted, vivo sola con mi madre dependiente y dos hijos sin trabajo, comemos
de la limosna que nos da una asociación, junto a otros miles más, y ahora me
desahucian, me echan de mi casa. Bueno, bueno señora, para que vea que le
permitimos quejarse, puede hacerlo escribiendo una nota y depositándola en
cualquier contenedor de basura de la ciudad. Lo verdaderamente importante es
que cuando vayan a su casa los agentes judiciales para echarles a la calle,
usted recuerde tener preparada y bien limpia una alfombra roja de acceso a la
vivienda, y una caja de galletas surtidas y una botellita de mistela, que eso
siempre lo distingue a uno de los violentos y les cae bien. A cambio, el
gobierno les proporciona una fotocopia con la lista de cajeros y bancos de
parque donde poder dormir, para que no se sienta desatendida. Y recuerde
siempre, que para que Rajoy pueda decir que España, banqueros y grandes
empresarios ya salen para adelante, es preciso que muchos cientos de miles de
españoles, hagan estos esfuerzos.
Fue en ese momento, cuando fruto
de sus propias carcajadas, Mariano
despertó de su sueño. Con avidez se giró a la mesita y telefoneó a su jefe
de asesores: Oye, que ya sé cómo quiero que sea la ley de Seguridad Ciudadana
je jé (disculpa, no me sale decir el nombre sin descojonarme después). Tras
contarle la idea el asesor le contesta que aunque hay cosas que no van a colar,
el espíritu es perfectamente factible, y además urdirán un plan para que cale
en la sociedad. Para ello, el
PP inventará las cifras sobre disturbios, desdiciendo incluso a su propio
ministro. Luego, aunque existe una ley que castiga que cualquier policía se
exceda en sus funciones, incluirá en la nueva que se haga imposible reunir
pruebas para demostrarlo, y así, con todo. ¡Ah, por cierto! Añadió de Cospedal
que se sumó a la llamada múltiple, y de paso, sin que dé tiempo a que ningún
organismo lo pueda denunciar, vamos a aprobar la devolución de inmigrantes en
caliente, que sepan esos europeos y defensores de Derechos Humanos que sus
leyes no nos van a parar. En otro extremo del teléfono, la voz de Nicolasito
hacía saber que él mismo haría el acta de dicha conversación. Y así, lo
hicieron y
lo tramitaron contra toda la oposición hacia el Senado. Rajoy, Cospedal y
todos sus Borjamaris, quedaron satisfechos de esta Ley Mordaza, tomando dicho
término en la primera acepción que la RAE da como “Instrumento
que se pone en la boca para impedir el hablar”. Mientras, a la gente como
Andrés o Adela no se les iba de la cabeza poder contestar a la Ley aplicando la
cuarta
acepción que da la RAE: “Instrumento
compuesto de dos piezas semicilíndricas de madera dura, entre las cuales se
sujeta convenientemente la parte alta del escroto, para evitar derrames en la
castración”. Ellos no son violentos y sangre, la justa.
*El Colectivo Puente Madera está
formado por: Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez
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