Hace un par de años, con ocasión de la presentación de sus memorias, el
insufrible José María Aznar afirmó que “lo
más importante es tener la conciencia tranquila”. Es curioso. El ex
presidente del gobierno nos metió en una guerra depredadora que aún no sabemos
cuántas víctimas
causó (las cifras oscilan entre 44.000 y 1.200.000 fallecidos), luego nos
mintió descaradamente achacando a ETA el atentado
del 11M cuando ya todos los indicios apuntaban hacia otro lado, y
actualmente sigue cobrando un
pastón por “asesorar” a Endesa, una de las innumerables empresas públicas
que él mismo privatizó. Alucinante, ¿verdad? Pero no se preocupen: el súpermancito
de las Azores tiene la conciencia muy tranquila.
Aquí todo el mundo se siente muy reconfortado consigo mismo. El ex
presidente de la Diputación de Castellón Carlos Fabra, el mismo al que le había
tocado el Gordo
de Navidad siete veces, el mismo que dijo que se iba a sacar la “pirula”
para “mearme
en la sede de Izquierda Unida”, el mismo que ingresaba
en prisión hace unos días después de diez años del juicio y de haber
acumulado infinitos delitos fiscales, ha declarado en varias ocasiones que,
cómo no, tiene
la conciencia tranquila. También afirma tener la conciencia tranquila Jaume
Matas, que lleva ya unos mesecitos en la cárcel. Y, por no ser menos, lo
mismo ha asegurado varias veces Bárcenas,
el puto amo, el administrador de las cajas y los sobres del PP. Como Rajoy
ha exaltado o alentado desaforadamente a cada uno de estos personajes, cabe
suponer que su conciencia debe de permanecer serena y límpida, como las aguas
de un lago de montaña.
Así que, nada, ¡adelante! Aquí nadie tiene problemas de conciencia. En
Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal se ha ganado el sobrenombre de Nuestra
Señora de los Recortes, tanto por su afición a las peinetas y las mantillas
como por su inquina contra los servicios públicos. Ha expulsado del sistema
educativo a 5.300
profesores, ha cerrado urgencias
nocturnas, ha esquilmado las plantillas del personal
sanitario, ha recortado las ayudas
a la dependencia un 30%... pero, ¿a que no se imaginan?: ¡su conciencia marcha perfectamente!,
aunque no sabemos si es así realmente o ese estado de beatitud le sobreviene “en forma de simulación en diferido”.
Por todo lo anteriormente dicho, a nadie le habrá extrañado que la ya ex
ministra de Sanidad Ana Mato se haya despedido de su cargo afirmando que “me
voy con la conciencia tranquila”. Visto lo visto, no esperábamos otra cosa.
Oye, total, ¿qué significa para la historia de la humanidad que 800.000 personas hayan perdido
la tarjeta sanitaria, si al fin y al cabo no son más que simples
inmigrantes, es decir, calderilla humana? ¿Que ya han muerto
unos cuantos por falta de atención médica?, pues ¡que no hubieran salido de
sus países! Porque, por otro lado, haberse beneficiado de los regalitos de la
mayor trama
de corrupción que, con permiso de Bárcenas, ha existido en España, y
haberse encontrado un Jaguar
en el garaje y dar por supuesto que lo había dejado allí un hada madrina,
tampoco es nada que a nadie le deba quitar el sueño, jolines. O sea que… “no
problem”; a partir de ahora, a seguir cobrando tranquilamente como diputada a
la espera de alguna asesoría en cualquiera de esas empresitas públicas que los
suyos han privatizado. Y la conciencia, limpia como una patena.
En fin, así son las gentes que nos gobiernan. Tienen la conciencia tan tranquila, tan
tranquila, que a veces da la impresión de que lo que pasa es que realmente la
tienen muerta.
P.D. Por cierto, aprovechando que el sábado fue el Día de la
Constitución y que hoy se celebra la concepción sin pecado de María, queremos
aprovechar para recordar un par de cosas:
- Ya está bien de tratar al pueblo español como a
un niño inmaduro. Ha llegado el momento de poner en marcha un proceso
constituyente que definitivamente deposite la soberanía en el pueblo.
- Todo eso del pecado no es más que un chantaje
urdido por la iglesia para tener a la gente moralmente cautiva y
desarmada. El único pecado es no buscar la felicidad por todos los medios.
* El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique
Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez.
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