*Colectivo Puente Madera
Cuando el Barón Pierre de Coubertin
recuperó los Juegos Olímpicos no podía sospechar que, más de un siglo después,
los gobernantes españoles consiguieran que toda una nación se entregara con
tanta intensidad a la pasión
olímpica. No es que tengamos buenos atletas, hombres y mujeres que se
entregan con amor al deporte; es que el olimpismo, el espíritu olímpico, forma
parte ya de la vida cotidiana de todo el pueblo español. Veamos algunos
ejemplos.
Los olímpicos animan sus
competiciones con el lema: "Citius, altius, fortius", que significa
"más rápido, más alto, más fuerte". La ciudadanía de este país hace
suyos cada día estos tres motivos, vive con ellos. Más rápido es como tienen
que conducir las ambulancias en las sierras de nuestro país para que los
enfermos, tras el cierre
de los centros de salud rurales, lleguen vivos al hospital. Más alta es la
nota que tienen que sacar los hijos de las familias que tienen menos recursos
para poder seguir teniendo becas
y, por tanto, para poder seguir estudiando (o sea, que el hijo de un Botín
puede terminar la carrera de derecho sacando cincos pelaos todos los cursos,
pero el hijo de un obrero tendrá que sacar una mínima marca atlética de 6'5).
Más fuerte que la piedra es la cara de un presidente de gobierno que se
negaba a explicar en el parlamento lo que es un escándalo en toda la prensa
internacional.
Pero a los españoles no les basta con la
manida triada de rapidez, altura y fortaleza. También tenemos el "más masificación", "más
privatizaciones en la sanidad", "más recortes", "más
pobreza", "más engaños", "más escándalos", “más
bancos quebrados y salvados”, “más impuestos indirectos que directos”,
"más políticos del PP imputados", “más simulaciones diferidas”, “más
sobresueldos”, “más
cuentas B”, “más religión en las escuelas”, “más enseñanza privada y concertada”,
“más facilidades para despedir a los trabajadores”, “más salarios basura”, “más
policías y más multas por manifestarse pacíficamente”... y así en un largo
repertorio de pruebas olímpicas que el señor Coubertin, noble él al estilo
barrio de Salamanca, no podía ni soñar.
Españoles, espartanos, españolas, espartanas,
tenéis que saberlo de una vez: aconsejada por la FAES, Ana
Botella está a punto de convencer al Comité Olímpico Internacional de que le
den ya de una vez las Olimpiadas a Madrid, con este irrebatible argumento. Todo
el país es ya un alma olímpica, delgada, pálida como un Greco, consumida por el
esfuerzo y entregada al sacrificio por gracia de Rajoy y Cospedal. Españoles,
albaceteños, españolas, albaceteñas: el próximo 7 de septiembre, mientras os
entretenéis dividiendo los menguantes euros del bolsillo entre los días de
Feria, el COI anunciará qué país organizará la Olimpiada de 2020. Si se la dan a Madrid, sólo os quedarán siete
años más de olímpicos esfuerzos. Si no, también.
@CPuenteMaderaAB
*El Colectivo Puente Madera está
formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier Sánchez
Artículo publicado en diarioAB.com, en la sección de opinión dentro de la columna quincenal de "Brotes Rojos"
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