En estos días estamos observando extraños movimientos de efectivos
militares. No piensen que Rajoy y su ministro Morenés han mandado las tropas a
Cataluña para evitar cualquier movimiento
secesionista, a raíz del resultado electoral del 27S. No, no es ese el
motivo. El victimismo de Más y la soberbia del presidente del desgobierno de
España no llegan a esos bárbaros extremos.
Lo cierto es que en territorio español se está “jugando”, desde hoy, 3
de octubre, con artefactos que sólo causan muerte y destrucción. La OTAN ha
iniciado sus
supermaniobras militares con el jueguecito de la Trident Juncture 2015, el entrenamiento más grande de la
historia de la OTAN, y el de mayor alcance desde la Guerra Fría.
Dos de las localizaciones, donde se
ensaya para masacrar a personas inocentes, las tenemos muy cerca. Son el campo
de maniobras de Chinchilla de Montearagón y la base aérea de Los Llanos de
Albacete, prácticamente en el cuarto
de estar de nuestras casas. Según el Ministerio de Defensa, es una
"maniobra de alta visibilización" de la OTAN que contará con la
participación de más de 30.000 efectivos procedentes de 30 países y que todavía
no se sabe cuánto va a costar a las arcas de nuestro país; pero seguro que se
derrochará dinero público a diestro y siniestro, sin ningún control parlamentario,
con el silencio cómplice de los herederos de un tal Felipe
González, que cambió de bando y nos dejó en el Tratado Atlántico para no
perder el tren de la “progresía y modernidad”.
Estos juegos
de la muerte compartirán también otras localizaciones, y así los recintos
militares de Zaragoza, Almería, Cádiz, Palma de Mallorca y Torrejón (Madrid)
serán los campos de ensayo, para saber cuánto daño pueden hacer sus armas
multimillonarias al servicio de las empresas transnacionales. Las Fuerzas
Armadas españolas han puesto a disposición de la misión 23 carros de combate,
93 blindados, 43 aeronaves y 13 buques de guerra; tal y como reza la leyenda de
la fotografía que ilustra este artículo, tomada en el Parque Lineal de
Albacete, “los gastos militares no están en crisis”, preparan sus juguetes
para defendernos del maligno y ante tan alto objetivo, todo está justificado.
Los recortes en la Sanidad, en la
Educación Pública, en los servicios sociales,… siguen su curso.
Nuestros derechos fundamentales masacrados, el incremento de la desigualdad no
se detiene y frente a tanta agresión contra la ciudadanía no hay respuesta. Pero los gastos militares
aumentan y aumentan, sin que nada, ni nadie pueda detener esta barbarie.
Elevamos nuestra humilde voz para
denunciar, una
vez más, estas maniobras de la OTAN que constituyen un acto de guerra y una
amenaza directa hacia países que nunca nos han agredido. Pretenden, estos caníbales,
normalizar una presencia militar cada
vez mayor en nuestras ciudades, preparando nuestras conciencias para la
inminencia de las guerras que planean.
Se han olvidado los valores de la justicia social, la igualdad y la
solidaridad entre las personas y los pueblos. ¿Por qué no hacemos maniobras de
solidaridad entre naciones y nos dejamos de preparar masacres? Si esto fuera
posible no haría falta defendernos con las malditas armas
ante terceros. Además, difícilmente se puede hablar de nuestros excelsos valores patrios exhibiendo, fabricando y
entrenando con maquinaria hecha para matar niños, mujeres y hombres inocentes,
como los que mueren bajo las bombas utilizadas en otros países y que en
estos días sobrevolarán nuestro espacio aéreo, poniéndolas a punto en campos de
maniobras letales tan cercanos.
La guerra no es un juego, la guerra es la expresión masiva de
la violencia llevada al máximo extremo. Hay muchas mujeres y muchos hombres que
nos rebelamos ante estos juegos de la muerte, no soportamos tanta brutalidad.
¡Qué se vayan con la Trident Juncture muy
cerca de Júpiter, y se queden allí para no volver jamás!
Hoy, al igual que hace unas décadas, la cuestión militar
huele a podrido, por lo que queremos gritar alto y claro: ¡OTAN, NO! ¡BASES,
FUERA!
*El Colectivo Puente
Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías Rovira y Javier
Sánchez.