*Colectivo Puente Madera
Recientemente han publicado los medios locales la
noticia de la desarticulación en Albacete de una ONG
fraudulenta denominada España Solidaria. Parece ser que esta organización
se dedicaba a distribuir papeletas de falsos sorteos a través de una red de
supuestos voluntarios con el argumento de recaudar fondos destinados a “proyectos
humanitarios”. En realidad, el montante de las ventas iba a parar a los
bolsillos del gerente del chiringuito, un viejo conocido de la policía empeñado
en hacerse rico especulando con la pobreza y la compasión de la gente. En fin, nada
nuevo, una minucia insignificante si se compara con los mecanismos de
financiación del PP, pero una pésima noticia para la imagen de un sector
durísimamente castigado por las políticas de nuestros actuales gobernantes.
En
efecto, el gobierno de Mariano Rajoy ha reducido el presupuesto de cooperación
en un 70%, dejándolo en apenas doce millones de euros anuales. Si lo comparamos
con los 11.000
millones que, según Europa Laica, recibirá este año la Iglesia Católica por
parte de las diferentes administraciones del Estado, lo cierto es que esa
cantidad se asemeja más a un insulto que a una aportación real. Pero además es
que, para las derechas, conceptos como cooperación o solidaridad desprenden un
tufillo subversivo sospechoso. Según su visión del mundo, en primer lugar, la
pobreza es la consecuencia de la incapacidad para competir y, por lo tanto, una
situación adquirida por méritos propios; en segundo lugar, la fórmula para
combatirla no es la transformación social, sino la caridad, es decir, el
reparto de la cantidad necesaria de excedentes que, como ya observó Cánovas del
Castillo en el siglo XIX, sirva para “mediar entre ricos y pobres, suavizando
los choques asperísimos (…) entre capitalistas y trabajadores”. La caridad es,
por definición, vertical, elitista, desmovilizadora, alienante, paliativa… Ya
lo decíamos, es el modelo conservador. Por eso vemos tan frecuentemente imágenes
de líderes
y lideresas peperos que visitan asilos o parroquias, se fotografían
sonriendo a troche y moche y besuquean encantados a las mismas personas que ellos empobrecen
con sus políticas económicas y sociales. Están en su salsa.
Frente
a todo ello, sin embargo, no debemos olvidar que innumerables ONGs están
llevando a cabo una valiosísima
labor para transformar una realidad inaceptable para cualquier ser humano
decente. Para lograrlo, cuentan con voluntarios que ponen su tiempo y sus
capacidades al servicio de los demás, pero también con profesionales
cualificados y experimentados imprescindibles para dar sentido a los proyectos
y garantizar su éxito. Promueven el progreso económico, social, educativo y
sanitario en los lugares de intervención, y aquí crean conciencia y generan
ciudadanía mediante sus campañas de formación. Al contrario que la caridad, la
solidaridad es crítica, horizontal, democrática, emancipadora… Noticias como la
comentada al principio no deben desviar nuestra atención: las ONGs son uno de los motores fundamentales del
cambio que necesitamos.
@CPuenteMaderaAB
Artículo publicado en tualbacete.com
* El
Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Elías
Rovira y Javier Sánchez.